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En los primeros años de vida, el cerebro de un niño presenta una notable plasticidad, lo que significa que tiene una gran capacidad para formar nuevos circuitos neuronales en respuesta a experiencias y aprendizajes. Este período crítico es el foco principal de la intervención educativa temprana, que busca “entrenar” y estimular el cerebro mientras el niño comienza a hablar, moverse y explorar el mundo por sí mismo.
¿Qué es la estimulación temprana y por qué es clave en nuestra escuela?
La estimulación temprana en niños no sólo se centra en estas habilidades básicas, sino que también se asegura que el niño pueda optimizar su proceso de aprendizaje y desarrollar estrategias efectivas para interactuar con su entorno. En esencia, se trata de enseñar al niño a aprender, resolver problemas y relacionarse con los demás.
En este contexto, las escuelas infantiles desempeñan un papel fundamental, son mucho más que guarderías o centros de cuidado diurno. Estos espacios no sólo representan lugares de aprendizaje, sino que son entornos cuidadosamente diseñados para fomentar su crecimiento desde una edad temprana.
Son espacios en los que cada detalle está pensado para nutrir las habilidades y capacidades de los niños en sus primeros años. Desde la disposición del entorno hasta las actividades planificadas, todo está diseñado para estimular su desarrollo en diferentes áreas: física, emocional, intelectual y social.
En este entorno, los niños tienen la oportunidad de explorar, descubrir y aprender de manera activa y segura. Las interacciones con otros niños y adultos, así como las experiencias sensoriales, juegan un papel clave en la formación de conexiones cerebrales fundamentales para su desarrollo futuro.
Al brindar experiencias significativas y enriquecedoras desde los primeros años, en Brains Nursery Schools no solo preparamos a los niños para el éxito académico, sino que también sentamos las bases para un desarrollo integral y saludable a lo largo de la vida.
¿Cómo se implementa la estimulación temprana en nuestra escuela?
Como se ha mencionado, la estimulación temprana es un enfoque educativo diseñado para optimizar el desarrollo integral de los niños durante sus primeros años de vida. Este método se centra en proporcionar experiencias y actividades específicamente adaptadas para promover el crecimiento en áreas clave: cognitiva, motriz, emocional y social.
En el ámbito cognitivo, se busca estimular el proceso de pensamiento y aprendizaje del niño mediante actividades que desafían las habilidades cognitivas fundamentales. Por ejemplo, juegos de clasificación y manipulación de objetos, rompecabezas simples, experiencias sensoriales y actividades de conteo.
Mientras que el desarrollo motor, tanto las habilidades motoras gruesas (caminar, correr y saltar) como las habilidades motoras finas (agarrar objetos pequeños, manipular herramientas y realizar actividades de precisión) se desarrollaran a través de juegos y ejercicios físicos adaptados a su edad, promoviendo su independencia y autoconfianza.
Además, al proporcionar un entorno seguro y afectuoso para que los niños exploren y expresen sus emociones, se promueve su desarrollo emocional. Las actividades centradas en la empatía, el reconocimiento emocional, la autoexpresión y la resolución pacífica de conflictos ayudan a los niños a comprender y gestionar sus sentimientos.
Por último, pero no menos importante, se fomenta el desarrollo social al facilitar oportunidades positivas de interacción. Las actividades grupales, como juegos cooperativos, actividades de colaboración y dramatizaciones, promueven habilidades sociales y fomentan el sentido de pertenencia y la inclusión dentro de la comunidad escolar.
Para que todo esto sea posible es necesaria una planificación curricular previa para cada grupo de edad. Además, en Brains Nursery Schools gracias al personal especializado y al entorno adaptado a esta etapa se alcanza el desarrollo integral del alumnado por medio de la estimulación temprana en bebés y en niños hasta los 6 años.
Consejos para las familias: cómo apoyar el desarrollo de sus hijos
Sin embargo, esta estimulación no tiene por qué quedarse únicamente en el ámbito escolar, las familias pueden continuarlo en casa mediante actividades simples y rutinas diarias que refuercen lo aprendido en la escuela.
En primer lugar, lo más importante es crear un espacio estructurado y previsible donde ellos se sientan seguros y confiados gracias a las rutinas estables y los límites claros y consistentes. Para esta parte emocional, el juego simbólico, las dramatizaciones, los juegos de roles y los cuentos pueden ser una buena alternativa, no sólo para trabajar situaciones problemáticas y la gestión emocional, sino también para fomentar las habilidades lingüísticas y el amor por la lectura.
Además, es recomendable proporcionarles espacios donde se favorezcan la exploración a través del uso de los sentidos mediante masas sensoriales, pinturas de dedos o alimentos (cocinar). Otra forma de compartir tiempo juntos es a través de los juegos de mesa, los juegos de emparejamiento y clasificación.
No hay que olvidar la parte física. Pasar tiempo al aire libre con nuestros hijos a la vez que realizamos actividades que mejoren la coordinación y habilidades motoras, como juegos de saltos, carreras o actividades de equilibrio.
Si se quiere ampliar esta información, existente más páginas web donde se proporcionan multitud de actividades y materiales para la estimulación temprana de los pequeños, como son:
Fax: 91 650 36 61
