Cómo quitar el chupete es una preocupación para muchos padres. Es un elemento muy importante para la mayoría de los niños durante sus dos primeros años de vida. Y retirarlo de la forma adecuada no siempre es fácil.
¿Por qué los bebés usan chupete?
En el idioma inglés a este objeto se le llama “pacifier” que, traducido a nuestro idioma, significaría algo así como “el pacificador”. Es un nombre muy bien escogido ya que el chupete tiene la cualidad de tranquilizar y apaciguar al niño cuando está alterado y también le ayuda a conciliar el sueño. Además, está comprobado estadísticamente que su uso disminuye en los bebés el riesgo de muerte súbita.
El bebé cuando nace tiene una tremenda necesidad de succionar por un instinto de supervivencia para poder alimentarse. Cualquier cosa que le acerquemos a la boca, provocará que aparezca el reflejo de succión.
En principio, para que se establezca bien la lactancia materna, no se le debe ofrecer el chupete hasta que pasen las primeras semanas pues podría interferir con la succión del pecho.
Pasados esos primeros días, ya hemos visto que lo adecuado es ofrecérselo para calmar su necesidad de succión, aunque a partir de los 12 meses su uso se debe ir restringiendo a determinados momentos en los que el niño está más irritado o cuando se vaya a dormir.
En el caso de que la alimentación del bebé se establezca exclusivamente con biberón, se le podrá ofrecer el chupete desde el primer día ya que la succión de ambos es similar y no interfiere una en la otra.
¿Qué consecuencias tiene el uso abusivo del chupete?
- En primer lugar, puede retrasar la aparición del habla, ya que tener algo permanentemente dentro de la boca impide que el niño pueda hacer uso de su lenguaje expresivo.
- Si se usa el chupete más tiempo del debido, se puede producir una deformación del paladar, y por tanto de la mordida, lo que acarreará problemas en la colocación de los dientes.
- Al contar con un paladar más cóncavo y una mordida más abierta se impide una correcta articulación de determinados sonidos una vez que el niño ha comenzado a hablar.
- Cuanto más se prolongue su uso, más dependencia generará en el niño y más difícil será su retirada.
- El uso excesivo del chupete provoca que sean más frecuentes algunas infecciones en la cavidad bucal.
¿Cuál es la mejor edad para quitar el chupete?
Chupete sí, pero con restricciones.
Como ya se ha mencionado antes, el chupete cumple una función necesaria y su uso es totalmente recomendable para aportar calma y seguridad. Sin embargo, lo adecuado es restringir el tiempo del chupete a medida que van dejando de ser bebés. Esta reducción progresiva también ayudará al niño a aceptar de mejor grado el abandono definitivo. En cualquier caso, deberíamos quitar el chupete en torno a los 2 años.
¿Cómo quitar el chupete?
Dejar el chupete no es algo fácil ni para el niño, ni para sus padres, ya que supone un aliado estupendo en la crianza de los hijos y se teme por la reacción del niño cuando ya no pueda disponer de ello.
La edad de los dos años es un momento evolutivo que en sí está lleno de cambios:
- Abandono del pañal y el biberón.
- Muchas veces paso de la cuna a la cama.
- Dejar el chupete.
Estos cambios hay que irlos realizando de uno en uno y procurando que no haya otras circunstanciales adicionales que dificulten el proceso.
Se debería tener en cuenta que el abandono del chupete no coincida con un momento de cambio en la vida del niño, ya sea la entrada a la escuela, el nacimiento de un hermano o un traslado a otro país. Estas y otras circunstancias similares provocan en el niño nerviosismo y, si además se añade la retirada del chupete, puede ser un momento especialmente estresante para él y su entorno familiar, por lo que las consecuencias pueden ser peores que retirarlo un poco más tarde.
¿Cuál es la manera más aconsejable de quitar el chupete?
En primer lugar, una vez que se decide retirar el chupete hay que estar bien mentalizado porque en este caso no se deben dar pasos atrás. Es posible que el niño pase unos días más irascible y que sea más complicado el momento de ir a dormir, pero hay que buscar alternativas que le supongan nuevas herramientas tanto para aprender a calmarse, como para relajarse y conciliar el sueño.
Hay diferentes formas de poder abordar este cambio, pero lo mejor es inclinarse por la que resulte más respetuosa y empática con el niño. Debemos ponernos en su lugar y pensar que es un objeto al que le tiene un gran apego y si lo hacemos desaparecer de la mañana a la noche sin ninguna explicación “el chupete se ha perdido”, le provocará una gran frustración y no podrá elaborar adecuadamente el sentimiento de pérdida que lo acompañará.
Tampoco está bien mentirlos diciéndoles que se lo ha llevado un perro o un pájaro volando, aunque no está mal acercarlos un poco al plano de la fantasía y ayudarnos de algunos personajes mágicos, como vamos a ver a continuación.
Lo mejor es elegir una fecha especial y ponerla como tope para quitar el chupete
Puede ser la fecha de su cumpleaños de 2 años, la llegada de los Reyes Magos o Papá Noel o el inicio de las vacaciones de verano. Se puede elaborar una especie de calendario que señale esa fecha y avisar al niño con un mes aproximadamente de antelación para que se vaya haciendo a la idea y para que vayáis marcando juntos los días que van pasando hasta llegar a la “meta”. Aunque sea pequeño, es una forma de hacérselo visible e involucrarlo en el proceso.
Cuando ya esté próxima la fecha, podéis comprar una caja bonita para meter todos los chupetes en ella y explicarle que la dejará esa noche en un sitio concreto (en Navidad por ejemplo debajo del árbol) y que a cambio encontrará al día siguiente algo que lo acompañará en su nueva etapa (un peluche o un muñeco podrían ser estupendos objetos de cambio). Si en lugar de la Navidad habéis elegido cualquier otra fecha, siempre podréis ayudaros por ejemplo del “hada de los chupetes” para que sea ella la que se lleve la cajita y deje en su lugar “el mágico regalo”.
Con esta manera de retirar el chupete, estamos informando al niño del cambio que se va a producir en su vida, le permitimos ser consciente y hacer una “despedida” de su objeto favorito hasta el momento.
Otras alternativas para quitar el chupete
Hay otras formas menos respetuosas en donde el niño no es informado previamente y no forma parte activa del proceso, por lo que, desde un punto de vista emocional, no son nada recomendables:
- Se unta el chupete con una sustancia no tóxica pero que produce mal sabor y se espera que el niño lo abandone por sí mismo al asociarlo a algo desagradable.
- Se le dice que el chupete se ha perdido y que ya no se va a comprar otro porque es mayor.
- Se le corta la punta y se le ofrece sin decirle nada al respecto y también se espera que el niño lo rechace al notar algo raro y no poder realizar una adecuada succión.
Esta última opción puede ser incluso peligrosa si al niño se le ocurre morder el chupete puesto que, al estar cortado, será más fácil que se pueda desprender inesperadamente un trozo.
Por último, me gustaría abordar un tema totalmente relacionado con el uso del chupete.
Dejar de chuparse el dedo es más complicado que quitar el chupete
En no pocas ocasiones, los bebés comienzan a chuparse el dedo pulgar desde el útero materno, lo que se puede apreciar caramente en las ecografías previas a su nacimiento. En estos casos no será fácil sustituir el dedo por el chupete, pero, aun así, se debe intentar ya que la succión del dedo es mucho más difícil de suprimir. Requiere mucho más de la voluntad del niño para dejar de hacerlo, pues el dedo lo tienen siempre al “alcance de la mano” y esto se puede prolongar hasta una edad algo avanzada, por lo que las consecuencias derivadas de su uso normalmente son peores que las del chupete.
Los padres deben tener en cuenta unas cuestiones previas antes de intentar el abandono de este hábito por parte del niño:
- No hay que prohibirle nunca chuparse el dedo, ni afearle la conducta delante de nadie, esto sería contraproducente y generaría una ansiedad en el niño que le llevaría más a buscar calmarse.
- Hay que planteárselo al niño en un momento en que no haya ningún otro cambio en su vida por el mismo motivo que en el punto anterior.
- Se debe hablar con el niño desde la calma, pero concienciándolo de la necesidad de dejar de chuparse el dedo por las consecuencias negativas que esto le puede acarrear. No se trata de meter miedo o presión, pero sí de ser realistas y establecer un diálogo en donde el niño se sienta a gusto y entendido (“ya sé que te gusta chuparte el dedo porque te calmas y te hace sentir bien, pero ya te vas haciendo mayor y…..”)
- Hay que contar con la voluntad del niño para plantearle dejarlo. Es normal que esta voluntad se adquiera cuando son más conscientes de las consecuencias y cuando perciben ciertas burlas de algún compañero o críticas de adultos ajenos al contexto familiar. En cualquier caso, siempre hay que contar con ellos antes de tomar una decisión unilateral por parte de los padres.
Esparamos en Brains Nursery Schools haberte ayudado a abordar este problema. Como escuela infantil nos preocupamos en ayudar a los padres en todo lo que necesitan en la crianza de sus hijos. Como hacemos en nuestro programa de formación para las familias de nuestra metodología educativa.