Es frecuente oír en estos días que el Coronavirus nos está cambiando. Para bien y para mal observamos que se están produciendo cambios en nuestra sociedad como resultado a la pandemia que estamos viviendo. En este artículo queremos mostrar la complejidad de la situación actual ante la pandemia que estamos viviendo y cómo se debe plantear la vuelta de los niños a la escuela, de la manera más responsable para su salud física, psicológica y social.
Esta nueva situación a la que nos enfrentamos, nos ha permitido ver las dos caras de la moneda en cuanto a comportamiento humano:
Por un lado, se observa la mejor cara del ser humano cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles: la solidaridad y el preocuparnos por el prójimo.
Parece que en este tiempo hay personas que se están volviendo más solidarias, observamos también que se está mostrando más la gratitud, se transmiten buenos deseos al prójimo, nos preocupamos por aquellos que hace tiempo que no vemos y volvemos a contactar con ellos, se expresan más los sentimientos hacia los seres queridos, etc.
Por otro lado, la sociedad muestra otra cara, y deja al descubierto el miedo y su recelo “al otro”.
El temor a ser contagiados, temor a salir a la calle o a volver al trabajo, rechazo hacia aquellos que tienen contacto directo con enfermos, culpabilizar a quienes tienen que tomar decisiones, etc.
Solo tenemos que observar en nuestras salidas al exterior para hacer la compra o pasear con nuestros hijos, como nos alejamos de los demás, por prevención y consejo, pero en muchos casos sin ser capaces de mirarnos, ni de emitir ningún gesto de saludo o agradecimiento ante la cesión del paso. Los gestos y las miradas no contagian, pero contribuyen al contacto social, y es probable que eso ahora también nos de miedo.
El miedo: una emoción básica y necesaria, en la dosis adecuada
Todos los humanos sentimos miedo, es una de las emociones básicas, y se trata de una respuesta adaptativa que se activa para actuar con sensatez y cautela. Ahora bien, si la dosis de miedo es elevada, la persona puede llegar a desarrollar ansiedad o fobia, y esto ya no se trataría de una respuesta adaptativa, sino de un síntoma.
En la situación de pandemia en que nos encontramos, y ante la apertura paulatina a la vida pública, el miedo al otro podría llegar en algunas personas a convertirse en una “neurosis de distancia”.
Esto es aplicable tanto para los adultos, como para los niños que nos observan, escuchan y perciben nuestras reacciones. De hecho, algunos niños de momento han preferido no salir a la calle después de permanecer más de mes y medio sin salir de casa.
Ante este escenario nos vamos a encontrar cuando por fin podamos abrir nuestras escuelas. Por eso, desde hace ya algunas semanas, en Brains Nursery Schools se están poniendo todos los medios para preparar el regreso y allanar el camino a la adaptación de una escuela diferente, en una nueva sociedad.
La vuelta de los niños a la escuela es necesaria,pero para ello debemos tener en consideración muchos factores.
En primer lugar, durante todo este tiempo, nuestros alumnos de segundo ciclo no han perdido el contacto diario con sus profesoras, ni con sus compañeros de clase, gracias al sistema de enseñanza online que se estableció desde los primeros días del confinamiento. El haber mantenido este contacto social con sus compañeros y profesores permitirá que la vuelta de los niños a la escuela se desarrolle con una mayor naturalidad, dentro de lo que cabe.
Este es sin lugar a duda el gran reto como educadores infantiles al que debemos hacer frente cuando los niños puedan volver físicamente a la escuela.
Hasta ahora, en nuestras escuelas infantiles, hemos basado nuestras enseñanzas en valores como compartir, ayudar a quién lo necesite (esto implica ayudar físicamente, dar la mano a los más pequeños, levantar al que se ha caído……), saludar, dejarse besar por los adultos que nos conocen y quieren…etc.
Ahora que una pandemia nos limita en todos estos sentidos, se plantean las siguientes cuestiones a la hora de educar a los más pequeños:
- ¿Qué les debemos enseñar a partir de ahora en cuanto a cómo relacionarse con los demás?
- ¿Qué consejos y advertencias les daremos padres y educadores en este sentido?
- ¿Cómo encontraremos el equilibrio entre seguir enseñando estos valores e instruirles en las medidas de prevención sin que desarrollen miedo o recelo hacia otros niños o adultos?
Desde luego no va a ser tarea fácil tratándose de niños tan pequeños; es algo a lo que se debe prestar mucha atención y para lo que es necesario diseñar estrategias educativas bien definidas desde el principio.
La vuelta de los niños a la escuela: aspectos fundamentales a tener en cuenta
Desde un punto de vista psicológico y social, se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones para conseguir la mejor adaptación de los niños a la escuela ante la situación de pandemia actual:
- Información previa antes de comenzar las clases: a los más mayores, y a los pequeños en la medida que puedan entender un poco, se les explicará antes de volver al cole las medidas preventivas que va a adoptar la escuela. Es importante informarles para que sepan qué se van a encontrar, evitando de este modo sustos o sorpresas y logrando así una mejor adaptación a la nueva situación.
- Intentar reducir la ansiedad que provoca la posibilidad de contagiarse: los niños por lo que sabemos, y por la realidad que estamos viviendo, pasan la enfermedad como cualquier otro virus, sin mayores consecuencias. Por tanto, hay que advertirles que las medidas que se tomen serán para evitar el contagio a personas de mayor riesgo, pero que ellos deben estar tranquilos porque ya saben lo que es tener fiebre y tos.
- Sus compañeros siguen siendo sus amigos a pesar de las medidas de distancia: debemos transmitirles que sus compañeros siguen siendo sus amigos, aunque de momento deban guardar cierta distancia, y evitar tocarse, pues tenemos que seguir haciendo un esfuerzo por el bien de todos.
- Los profesores les siguen queriendo a pesar de no dar abrazos y besos: pues son ellos los primeros que tienen que seguir las normas para dar ejemplo a los niños.
- Los niños no deben sentir miedo del prójimo: sino que deben entender que se tratan de medidas preventivas que irán desapareciendo conforme las autoridades sanitarias consideren totalmente controlado el coronavirus.
- Debemos ser comprensivos con los niños cuando les cueste guardar la distancia y no regañarles. Es normal que los niños busquen el contacto, en esta situación debemos explicárselo de nuevo individualmente y pedirles que traten de cumplirlo. Pero en ningún caso debemos mostrar enfado, pues podría generarlos sentimientos de culpa, y esto en los niños suele derivar en estrés y ansiedad.
- Los educadores infantiles, profesores y demás personal del centro deben seguir mostrando su afecto a través de la mirada, los gestos, los reconocimientos, el agradecimiento, la modulación de la voz, o cualquier otro recurso que permita trasmitir muestras de cariño sin demasiada cercanía física. Debemos evitar que evitar que la distancia física se traduzca en una distancia emocional.
Todo esto puede ser más o menos fácil trasmitírselo a niños de entre 3 y 6 años, pero resulta muy difícil de abordar con los alumnos de 0, 1 y 2 años.
Estos alumnos más pequeños, necesitan el contacto físico para sentirse seguros y crear un buen apego con sus educadoras. Reconocen los rostros y las voces de las personas que les cuidan y enseñan, pero a través de la mascarilla, todo queda distorsionado y dificulta el reconocimiento, la adaptación, e incluso la estimulación lingüística.
De igual modo, los más pequeños aprenden a partir de una intensa exploración sensorial en la que el sentido del tacto y la estimulación oral se convierten en una de sus principales fuentes de aprendizaje.
La vuelta de los más pequeños a Brains Nursery Schools
Atendiendo estas premisas, en nuestras escuelas infantiles Brains Nursery Schools nos estamos preparando para la vuelta de los niños.
En espera de que el gobierno dicte las normas de prevención que serán necesarias aplicar, estamos elaborando un plan en donde se combine la minimización de los riesgos de contagio, con la viabilidad de cubrir las necesidades afectivas y de socialización que los niños necesitan.
Es hora de hacer un gran esfuerzo entre toda la comunidad educativa.
Volviendo al principio, debemos asumir el miedo, pero este no puede ser paralizante, sino adaptativo a las nuevas circunstancias.
En cierto modo, superar este miedo será asumir una cierta posibilidad de contagio a pesar de las medidas de prevención, es decir, asumir un riesgo controlado. Si lo pensamos bien, la vida entre otras muchas cosas, consiste en asumir algunos riesgos, y esta puede ser una de las lecciones que todos, mayores y pequeños, debamos aprender tras este tiempo extraño que nos ha tocado vivir.
Para cualquier tipo de información quedamos a tu entera disposición. Puedes ponerte en contacto con nosotros a través de teléfono (centro de La Moraleja: 91 650 30 30 ; centro de BºSalamanca: 91 726 64 00) o formulario. Estaremos encantadas de atenderos.