¿CUÁNTAS HORAS DEBEN DORMIR LOS NIÑOS?
La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha establecido unas directrices de cara a las horas de sueño en niños su edad. Son estas:
- Niños menores de 3 meses: deberían dormir de 14 a 17 horas diarias, repartidas a lo largo del día y de la noche
- Niños de 4 a 11 meses: de 12 a 16 horas, contando también varias siestas
- Niños de 1 a 2 años: de 11 a 14 horas de sueño cada día, en las que estarían incluidas dos siestas
- Niños de 3 a 4 años: sus horas de sueño deberían ser de 12 a 13 y podrían incluir una siesta
- Niños de 5 a 6 años: deberían dormir unas 11 horas
- Niños de 6 años o más: su tiempo de descanso nocturno debería ser de unas 10 horas y media
En este blog explicaremos como lograr una adecuada rutina y horas de sueño en la primera infancia y cuáles son los principales trastornos del sueño de 3 a 6 años y sus recomendaciones para abordarlos
No nacemos sabiendo dormir bien, sino que aprendemos a hacerlo. Lo que sucede es que, en general, este aprendizaje suele producirse de un modo natural, sin que padres ni hijos se den cuenta de ello. De ahí que salvo que topemos con problemas como insomnio, constantes despertares, resistencia a acostarse, sueño superficial… no reparamos en ello.
Teniendo en cuenta, pues, que dormir bien, es algo que se aprende, está en nuestra mano el lograr establecer un buen hábito y horas de sueño.
De hecho, el origen de muchas alteraciones de sueño suele estar en una formación de malos hábitos y reacciones equivocadas de los adultos ante situaciones que podían haber sido transitorias (dentición, tensión emocional, enfermedad que afectan al sueño) y que terminan prolongándose y terminan en un mal hábito.
El secreto de la adquisición de un buen hábito va a estar influido por la actitud de los padres o adultos a su cargo (seguridad, tranquilidad, actitud de enseñar, conducta repetitiva de establecimiento de hábitos) y de hacer que asocie una serie de elementos externos que van a poder mantenerse constantes para que así no necesite del adulto, sino que lo pueda hacer por sí mismo.
En este blog, os animamos a seguir una serie de pautas para enseñar a vuestro hijo a dormir o para reeducar lo que estaba siendo un mal hábito de sueño.
Lleva su tiempo, os exigirá armaros de paciencia y no desesperar e intentar afrontar las situaciones de “tira y afloja”, que os planteará sin duda el niño, con toda la calma y tranquilidad que podáis.
LA IMPORTANCIA DE ADQUIRIR UN BUEN HÁBITO
El hábito del sueño y las horas de sueño en los niños-as es fundamental porque de su buen funcionamiento va a depender en parte la salud física y emocional del niño. Las consecuencias del mal sueño en los niños, son entre otras:
- Llanto fácil.
- Irritabilidad, mal humor.
- Falta de atención.
- Dependencia de quien lo cuida.
- Posibles problemas de crecimiento.
COMO DESARROLLAR UN BUEN HÁBITO DE SUEÑO DE 3 A 6 AÑOS
Que vuestra actitud denote seguridad. El pequeño debe sentir que estáis tranquilos porque si percibe que estáis tranquilos, él lo estará y le costará menos entender que el hecho de quedarse en la cunita solo y conciliar el sueño por sí mismo es lo más natural del mundo.
Hay que propiciar que el niño asocie la hora de dormir a una serie de elementos externos que permanecerán con él durante toda la noche: cuna, osito, chupete,… La mejor receta consiste en crear una rutina previa al momento de acostarse por la noche, de forma que cada día suceda lo mismo. Ya que para el bebé y el niño repetición, rutina es igual a seguridad.
Pasos para desarrollar calidad en las horas de sueño en niños
Lo primero habréis de decidir la hora en que queréis que se vaya a dormir y ceñiros siempre al mismo horario. Lo recomendable es de 8 a 8:30 en invierno y entre 8:30 y 9 en verano, que es la hora en que el sueño aparece con mayor facilidad.
Rutinas Previas al Sueño
A partir de este horario hay que establecerle una serie de rutinas previas. Lo habitual es empezar por el baño, algo que le divierte y relaja al mismo tiempo y sirve de línea divisoria entre el día y la noche. (Si no es muy amante del agua, no lo alarguéis demasiado y una vez acabado el baño dedicar un tiempo a mostrarle algún juguete, cantarle o hablarle para que se calme. Lo mismo vale si el chapoteo le ha excitado).
Seguidamente, la cena, no es aconsejable hacerlo en su habitación, ya que debemos separar hábitos de cenar y dormir.
Algunos padres establecen previo al acostarse un ratito de cuento o alguna rutina que le relaje y le dé al niño un tiempo de dedicación exclusiva: algo agradable juntos. Finalmente, se le acuesta, se les da las buenas noches y se sale de la habitación mientras el niño está aún despierto.
Elementos de Seguridad para el Sueño
En el momento de dormir hay que facilitarle al niño una serie de elementos externos que no podemos retirarle y que van a darle al niño seguridad. Estos elementos han de ser independientes del adulto porque el niño es normal que se despierte durante la noche y reclamará aquello que ha asociado al sueño para volver a dormirse. Y si ha asociado sueño con que le acunen o con que mamá le coja la mano o le acaricie, si se despierta lo va a pedir, por lo cual lo ideal y necesario va a ser que los elementos sean algo estable: un peluche, una mantita, su chupete…
No Ayudar al Niño a Dormirse
Hemos de propiciarle condiciones que puedan permanecer iguales durante toda la noche. Lo más básico va a ser: su cuna. No conviene dormirlo en el sofá, en brazos, en el cochecito, o en vuestra cama, ni conviene que requiera vuestra presencia hasta dormirse, porque cada vez que tenga un despertar nocturno esperará vernos allí.
Es decir, debemos darle cosas, que a diferencia de mamá y papá, sí pueden seguir a su lado y permanecer junto a él durante toda la noche.
Afrontar las Resistencias del Niño
En definitiva, no se le debe ayudar al niño a dormirse, no hay que tomar parte activa para lograr que concilie el sueño. Al hacerlo así se conformará con que las cosas estén tal como estaban cuando se durmió: su cuna, su mantita, su muñeco, su chupete… cuando despierte, que lo hará varias veces. Todo debe estar como siempre “mi osito está aquí, mi chupete está aquí también, todo sigue igual, que tranquilidad” y volverá a conciliar el sueño sin más problemas.
Al irse a la cama/cuna le vamos a acostar. Si se resiste a tumbarse, basta con dejarlo sentado. Si se levanta, no se le impide.
Nos separamos de él para que no nos pueda alcanzar, al principio quizás empiece a llorar. En calma debemos dirigirnos a él y decirle “amor mío, papá y mamá te van a enseñar a dormir solito. A partir de hoy vas a dormir aquí con tu osito, tu chupete…” Independientemente de la edad , nos vamos a comunicar con el tono, lenguaje corporal… Aunque llore, debemos seguir a su lado, hablándole y explicándole como va a aprender a dormir.
Es lógico que llore, grite, vomite, patalee, diga “sed” “hambre” “pupa” “no te quiero”… lo que sea con tal de conseguir que nos dobleguemos y cedamos, pero la clave es insistir ya que en unos cuantos días conseguiremos desarrollar el hábito.
A medida que va creciendo y adquiriendo la palabra y adquiriendo vocabulario las cosas se complican ya que es capaz de manipularnos mediante el lenguaje. Ya que pocos papás se resisten a “socorrer” a un hijo que grita “sed” “miedo” “pupa”… sin caer en la cuenta de que el pequeño se ha dado cuenta de que si dice eso logra que le hagan caso.
La agilidad física le permitirá salir del dormitorio en busca de papá y mamá. Da igual, si se levanta, lo meteremos en su cuarto sin prestarle mucha atención. En estos momentos en que nos llama, llora,… no debemos apresurarnos a ir, hay que esperar unos minutos para que no aprenda a manipular y después acudiremos para que vea que no le hemos abandonado, que estamos para él, aunque queremos que duerma solo. Poco a poco iremos incrementándole los tiempos desde su llamada hasta nuestra acudida y el niño irá aprendiendo que mamá y papá no le han dejado solo, que le quieren muchísimo y están ahí pero puede dormir solo.
Hasta que el niño tenga esta seguridad y asuma este hábito habremos de explicarle con voz y actitud tranquila:
“Amor, mamá y papá te quieren mucho y te están enseñando a dormir. Tu duermes aquí con tu osito, los peluches, chupete… así que hasta mañana y dulces sueños”.
“Amor, mamá y papá entienden que estás muy enfadado porque te enseñamos a dormir, pero tu duermes aquí, enseguida aprenderás…”.
Bastará una sola vez en que nos dobleguemos ante algo que nos pida “un momento, un beso, un abrazo, agua… para que perdamos la partida y vea que ahí tiene una rendija por la cual colarse y habrá que volver a empezar.
Es frecuente que un niño en medio del llanto por no querer dormir o no querer estar solito para lograr una “reacción” de los adultos, vomite.
Habremos de solucionarlo pero sin darle mayor atención se le cambiará diciéndole con voz dulce “ves mi niño, como estás tan enfadado porque te estamos enseñando a dormir, ahora te has encontrado mal y has vomitado. Pero no pasa nada, los papás te quieren mucho y te cambian el pijama y ahora estás limpio y duermes aquí con tu muñeco y tu chupete, verás que bien”.
Es decir se soluciona la situación pero sin cambiar la forma de enseñarle a dormir; como es muy listo pronto aprenderá que su acción no sirve para nada y dejará de hacerla. Podéis actuar del mismo modo si se hace pis o caca, pronto percibirá que no puede controlarnos desde ahí para hacernos reaccionar.
¿QUÉ PROBLEMAS DE SUEÑO PRESENTAN LOS NIÑOS DE 3 A 6 AÑOS?
PROBLEMAS HABITUALES QUE SUELEN SURGIR DURANTE LAS HORA DE SUEÑOS EN NIÑOS
Los trastornos del sueño se caracterizan por provocar problemas en relación al hecho de dormir e incluyen la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, quedarse dormido en momentos inapropiados, tener demasiado sueño o conductas anormales durante el sueño.
- Sonambulismo
- Pesadillas
- Terrores nocturnos
- Bruxismo-rechinar de dientes
- Somniloquia-hablar durmiendo
- Movimientos automáticos de mecimiento
- Ronquidos
SONAMBULISMO
Es un fenómeno que ocurre durante las 3 o 4 primeras horas de sueño y se trata de la repetición automática de conductas aprendidas durante el día. La causa se desconoce y no existe tratamiento para evitarlos.
En el episodio de sonambulismo debemos reconducirlo a la cama y no despertarlo ya que se aturdiría porque está profundamente dormido.
PESADILLAS
Se producen en la segunda mitad de la noche y son sueños que generan ansiedad en el niño y le hacen despertar angustiado, gritando y con miedo, siendo capaz de explicarlos, permitiendo de este modo que podamos intervernir.
Basta tranquilizarle, darle seguridad y poco a poco lo superará.
TERRORES
Se producen en la primera mitad de la noche, están asociados a un sueño muy profundo y se caracterizan por un brusco despertar. El niño suele estar pálido, con sudor frío, aterrado y es incapaz de contactar con la realidad. No pasa nada, el niño no es consciente de lo que ocurre porque está profundamente dormido. Dura de 2 a 10 minutos y lo único que podemos hacer es vigilar para que no se caiga si se mueve, pero nada más.
BRUXISMO
Rechinar de dientes producido a causa de la tensión acumulada en la mandíbula. Solo debemos actuar si provocase daños en los dientes, para lo que el dentista puede dar una prótesis dentaria. Esta protesis se le deberia colocar de noche en el caso de prolongarse
SOMNILOQUIA
Puede que el niño grite, llore, ría, hable en sueños, preferentemente en la madrugada. No hay que hacerle caso está dormido, al día siguiente ni lo recordará.
MOVIMIENTOS DE AUTOMECIMIENTO
Los más frecuentes son golpes de la cabeza sobre la almohada, balanceo de todo el cuerpo boca abajo. Se trata de una conducta aprendida para relajarse y conciliar el sueño. Suele acompañarse de sonidos guturales, suele iniciarse hacia los 9 meses y rara vez se prolonga más allá de los dos años. No pasa nada y no hay que preocuparse salvo que se haga daño. Si se lastima adoptar medidas para evitarlo, poniéndole almohadones alrededor… para que al golpear no se haga daño. Si eso le basta, perfecto, pero si no le tranquiliza y sigue dándose en los barrotes o busca superficies duras, consultad con un psicólogo para descartar una posible psicopatología. Otra señal de alarma sería que durante el día también se balancee constantemente.
RONQUIDOS
Del 7 al 10% de los niños son roncadores habituales. Es conveniente consultar con el especialista sobre todo si notamos que durante el sueño respira con la boca abierta y con cierta dificultad.