En la publicación de hoy vamos a profundizar el desarrollo de la psicología infantil y cómo enseñar a decir “no” a los niños. Nos gustaría demostrar las múltiples maneras que hay de implantar disciplina en nuestros pequeños, sin utilizar “no”, que influyan de forma no adecuada en el desarrollo socio-emocional del niño. Hemos convertido la expresión negativa en algo común, pero debemos prestar atención sobre su efecto en el crecimiento personal. Es cierto que hay que decir “no” cuando hay un peligro real, marcar límites e ir guiando el crecimiento de nuestro hijo, pero es vital hacerlo desde el afecto, cariño y respeto.
Estrategias para enseñar a decir NO a los niños y rectificar su actitud
Hay que aprender a decir “no” a un niño buscando, en ocasiones, respuestas alternativas con el objetivo de que el pequeño entienda en la dirección en la que vamos en su educación. Si no es así, la respuesta del niño podría ser magnificar el deseo, aumentar la frustración, bloquear la capacidad de comprensión. En otras ocasiones es aconsejable, por último, desatender o no dar importancia a la situación. Desde nuestro blog nos gustaría proponer los siguientes pasos para dar una educación en un ámbito constructivo:
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- Enseñar alternativas creativas al no:
- Sugerir otra cosa que hacer: si no se puede hacer aquello que desee, demos alternativas posibles.
- Posponer la petición: en este caso es importante recordar que tenemos una “palabra” que cumplir. Si en el momento en el que nos propone jugar estamos ocupados, deberíamos recordar que si se pospone, se debe cumplir.
- Aclarar las normas y por qué se hace tal y como se hace: el pequeño debe ser consciente de normas sociales y deberes cívicos, como “por qué tirar la basura en la papelera y no en el césped del parque”. Y eso debe hacerse desde muy pequeños, como base de su educación.
- Explicarle qué ocurrirá si hace lo que quiere: si rompe algo, si se comporta de manera insensata. Si comprende la situación y consecuencias, será capaz de razonar la próxima vez.
- Es muy importante entrenar el gesto y la mirada para que acompañen a nuestras expresiones verbales, al no, y no lleven a los niños a la confusión. Este acto, tal y como hemos leído, es algo que se desarrolla con la mezcla exacta de paciencia y firmeza, sin dejar de ser alguien empático.
- Aprende a diferenciar una necesidad de un capricho: al igual que hablábamos de que el niño comprenda las consecuencias de aquello que haga, el pequeño también deberá aprender a saber qué cosas son aquellas que necesita de verdad y el primer paso está en nuestra respuesta cuando identificamos que nos pide un capricho.
- Y, por último, mucho diálogo y humor. Menos gritos y más carcajadas; menos complejos y más retos; menos dramas y más naturalidad.
- Enseñar alternativas creativas al no:
Hasta aquí llega nuestro artículo sobre las diferentes formas que tenemos de comunicar un “no” al pequeño sin que conlleve una actitud impetuosa sobre el niño. Aprender de esta manera impulsa a vuestros pequeños a aceptar diferentes situaciones con las que tendrá que convivir según vaya creciendo.
¿Tu hijo tiene miedo? No te pierdas nuestro artículo. Mi hijo tiene miedo ¿Cómo puedes ayudarle?
Aun así, hay mil maneras de educar a un hijo, ¿cuál crees que sería la mejor? ¿Has utilizado algunas de estas técnicas alguna vez? Sería un placer poder compartir mediante comentarios aquello que os preocupa y aquello que creáis que mejor os funciona.