Con la llegada del otoño y la bajada de temperaturas, los niños se exponen más a virus respiratorios. Fortalecer su sistema inmunológico es clave para reducir el riesgo de resfriados y gripes en esta época del año. A continuación, presentamos estrategias efectivas para aumentar las defensas de los más pequeños.
¿Por qué es importante aumentar las defensas en otoño?
Cambios de temperatura y su impacto en el sistema inmune infantil
Los cambios de temperatura pueden tener un impacto significativo en la salud de los niños ya que son más vulnerables a estos contrastes, sobre todo, cuando estos cambios se dan de un día para otro. Estos cambios afectan al sistema inmunológico de los niños, debilitando sus defensas y haciéndoles más vulnerables a dificultades respiratorias como resfriados.
Mayor exposición a virus en ambientes cerrados
La llegada del otoño implica un descenso en las temperaturas que hace que los niños pasen más tiempo en ambientes cerrados. Estos espacios suelen tener una ventilación limitada, lo que facilita la acumulación y propagación de patógenos. A su vez, los niños se encuentran en un proceso de aprendizaje de hábitos de higiene adecuados como lavarse las manos o cubrirse la boca al toser o estornudar, lo que facilita una rápida propagación de virus, sobre todo en espacios interiores.
Impacto de la falta de luz solar en el sistema inmune
En otoño los días son más cortos y el clima es más frío, lo que hace que los niños pasen menos tiempo al aire libre. Esto conlleva una bajada de los niveles de vitamina D, cuya función es esencial para tener un sistema inmunológico fuerte. En consecuencia, los niños son más vulnerables a desarrollar enfermedades respiratorias.
Enfermedades comunes del otoño en niños
Resfriado común
Es una de las enfermedades más frecuentes, sobre todo en niños. Durante el otoño pasamos más tiempo en espacios cerrados, se producen cambios bruscos de temperatura y aumentan los niveles de humedad, lo que hace más probable el contagio. El virus del resfriado afecta principalmente a las vías respiratorias y produce síntomas como congestión, tos, secreción nasal y, en ocasiones, fiebre leve. Al tener un sistema inmunológico en desarrollo, los niños son más susceptibles a contagiarse.
Gripe estacional
Otra enfermedad común en niños es la gripe, cuyos síntomas más comunes son congestión nasal, dolor muscular y de cabeza, tos, escalofríos y fiebre alta. Con la caída de las defensas en esta época, los niños son más vulnerables al virus, sobre todo, aquellos en edad escolar debido al contacto cercano de otros niños.
Faringitis y amigdalitis
Las infecciones de garganta también son muy comunes en esta época. Durante los meses de frío, nuestro cuerpo reacciona a la bajada contrayendo las venas y arterias produciéndose un fenómeno denominado vasoconstricción, que puede contribuir a una bajada de defensas, afectando la zona de la garganta, aumentando el riesgo de contraer infecciones como la faringitis o amigdalitis.
Bronquitis y otras infecciones respiratorias
La exposición al frío y pasar tiempo en lugares cerrados contribuyen a la irritación de las vías respiratorias y a una mayor exposición a virus y bacterias. La bronquitis, la bronquiolitis y la neumonía son algunas de las infecciones respiratorias que más prevalecen en esta época. Para reducir el riesgo es importante proteger a los más pequeños del frío, mantener bien ventilados los espacios y fomentar el lavado de manos.
Estrategias efectivas para aumentar las defensas en niños
A continuación, encontrarás una serie de estrategias para fortalecer el sistema inmunológico de los más pequeños:
Alimentación equilibrada para fortalecer el sistema inmune
Contar con una alimentación equilibrada es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico de los más pequeños. Una dieta rica en vitaminas y minerales aporta los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para combatir virus y bacterias. Los cítricos como naranjas o mandarinas son buenas fuentes de vitamina C que contribuye a la producción de glóbulos blancos. Verduras de hoja verde como las espinacas y acelgas con ricas en antioxidantes y vitamina A mientras que frutos secos como almendras y nueces aportan vitamina E. Por otro lado, incluir yogures con probióticos en la alimentación contribuyen al equilibrio de la flora intestinal, clave en una respuesta inmunológica efectiva.
Asegurar un buen descanso
Durante las horas de sueño, el cuerpo se encarga de realizar procesos de regeneración celular. Proporcionar a los niños un buen descanso permite que el sistema inmunológico se recupere y se mantenga alerta frente a virus y bacterias.
Hidratación adecuada
Es importante mantener una buena hidratación, no solo en verano, si no durante todo el año ya que ayuda a mantener las membranas mucosas húmedas, fundamentales para proteger las vías respiratorias de virus y bacterias. Además, una buena hidratación ayuda al cuerpo a eliminar toxinas por lo que es fundamental que los niños beban suficiente agua.
Suplementos vitamínicos, si es necesario
En algunos casos, puede ser necesario complementar la dieta de los niños con suplementos vitamínicos, sobre todo, si presentan deficiencias o un sistema inmune débil. Los niveles de vitamina D suelen disminuir en esta época debido a una menor exposición al sol y la vitamina C ayuda a reforzar las defensas. Sin embargo, es importante consultar siempre al pediatra antes de incorporar cualquier suplemento para asegurarnos de que es adecuado y seguro para el niño.
Actividad física al aire libre
Realizar ejercicio moderado activa la circulación y mejora la respuesta del organismo frente a infecciones, además de liberar endorfinas que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Aprovechar las horas de luz natural para estar al aire libre, contribuye a la síntesis de vitamina D, esencial para el sistema inmune.
Mantener una buena higiene
Enseñar a los niños a mantener unos buenos hábitos de higiene es fundamental para prevenir enfermedades. Enseñarles a lavarse a las manos antes y después de comer, después de ir al baño o al volver del parque reduce el riesgo de contagio, siendo una de las formas más efectivas de proteger su salud.
Hábitos saludables para prevenir resfriados en otoño
Ropa adecuada para cambios de temperatura
Una estrategia para abrigar a los más pequeños es vestirles por capas, de esta manera, si suben las temperaturas pueden quitarse una capa, pero si bajan pueden volvérsela a poner, manteniéndose abrigados y evitando enfriamientos.
Ventilar espacios cerrados
Ventilar aulas, habitaciones y otros espacios cerrados reduce la acumulación de virus. Abrir las ventanas unos minutos al día permite mantener un ambiente fresco, renovando el aire y reduciendo la transmisión de enfermedades respiratorias.
Limitar el contacto con personas enfermas
Otra manera de evitar contagios es minimizando el contacto con personas que ya presentan síntomas. Aun así, es importante seguir manteniendo buenos hábitos de higiene para prevenir al máximo la propagación de virus.
Cuando acudir al pediatra
En caso de contagio, es fundamental estar atento a ciertos síntomas que puedan presentar los niños como fiebre persistente, dificultad respiratoria, sibilancias o incluso si los síntomas del resfriado empeoran o no mejoran. En estos casos, acudir al pediatra permitirá realizar una evaluación y buscar un tratamiento adecuado para evitar complicaciones.
Los pediatras son profesionales que cuentan con la experiencia y herramientas necesarias para tratar a un niño. De esta manera, puede recetar los medicamentos adecuados para tratar infecciones y aliviar la sintomatología. Además, dentro de las pautas se pueden incluir medidas adicionales como ajustes en la dieta, recomendaciones sobre actividad física o hábitos de higiene, de cara a fortalecer el sistema inmunológico de los niños.
Conclusión
En conclusión, reforzar las defensas de los niños resulta clave para ayudarles a evitar resfriados y otras enfermedades típicas del otoño. Una buena alimentación, realizar actividad física de manera regular, un descanso adecuado y otros cuidados preventivos como mantener una buena higiene o vestir de manera adecuada son claves para mantener un sistema inmunológico fuerte y que los niños se mantengan sanos durante esta época.
Invitamos a los padres a poner en práctica estas estrategias en el día a día de sus hijos y ante cualquier duda o señal de alarma, consultar con su pediatra para recibir el cuidado necesario y asegurar el bienestar de los más pequeños.