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Terrores nocturnos en niños: Guía completa para ayudar a tu hijo

By 13 de octubre de 2023No Comments
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Cuando se habla de terrores nocturnos en niños es frecuente pensar que se tratan de pesadillas horribles que generan episodios de mucho miedo. Sin embargo, los terrores nocturnos y las pesadillas son fenómenos distintos que se encuentran dentro de las llamadas parasomnias o, dicho de otro modo, conductas anormales que aparecen durante el sueño.

¿Qué son los terrores nocturnos en niños?

Los terrores nocturnos son una parasomnia en la que el niño parece estar despierto porque suele sentarse o incorporarse en la cama, e incluso tiene los ojos abiertos, llora o grita intensamente, tiene sudoración y parece estar muy alterado.

Durante esta situación, el niño se encuentra en un estado de semiinconsciencia más cercano al sonambulismo. No se da cuenta de lo que está ocurriendo a su alrededor, no recuerda nada al día siguiente y no tiene imágenes mentales que pueda evocar. Este tipo de episodios a veces son tan llamativos que algunos padres, ante la imposibilidad de calmar a su hijo, y la sospecha de que pueda estar sufriendo un gran dolor o alteración física, acuden muy asustados al servicio de urgencias.

En realidad, los terrores nocturnos no suponen ninguna afección o dolencia grave para quienes los padece, pero pueden ser muy perturbadores para quienes los contemplan, tanto por la manifestación del fenómeno en sí, como por la incapacidad de controlarlo.

¿Qué son las pesadillas y qué las distingue de los terrores nocturnos?

Las pesadillas también se enmarcan dentro de los trastornos del sueño o parasomnias, ya que su frecuencia e intensidad pueden llegar a influir en la actividad cotidiana de la persona. La pesadilla se podría definir como un mal sueño que produce fuertes sensaciones de miedo, terror y angustia.

La diferencia con los terrores nocturnos es que el sujeto que vive la pesadilla suele despertarse y ser totalmente consciente de lo que ocurre a su alrededor, recuerda claramente el episodio a la mañana siguiente y tiene imágenes mentales que puede evocar. Cuando un niño despierta asustado tras haber vivido una pesadilla, se siente totalmente reconfortado ante la presencia de sus padres, que lo calmarán con caricias y palabras de tranquilidad.

Otra diferencia es que la pesadilla es un fenómeno mucho más habitual que todos vivimos en un momento u otro de nuestras vidas. Las pesadillas forman parte de los miedos infantiles, en este artículo te contamos todo lo que necesitas saber.

¿Cuál es la causa de los terrores nocturnos en niños?

Los terrores nocturnos son provocados por una sobreexcitación del sistema nervioso central durante el sueño, pero ¿qué es lo que realmente los provoca?

Empecemos primero con una breve explicación sobre las fases del sueño. Durante el sueño pasamos por diversas fases:

  • La primera es la fase REM (movimiento rápido de los ojos)
  • Y la otra, la fase, es la No REM (descanso físico del cuerpo).

Normalmente, los terrores nocturnos suelen producirse en el paso de una fase a otra, aproximadamente a las dos o tres horas de haberse dormido el niño. En la mayoría de los casos ese tránsito de una fase a otra se produce sin problema, pero hay veces que en ese cambio el niño puede asustarse y esto daría lugar al episodio.

¿Por qué un niño tiene terrores nocturnos y quienes son más susceptibles de padecerlos?

La aparición de terrores nocturnos está relacionada con situaciones de cambio o estrés emocional. También es normal que se herede la predisposición, puesto que en el 80% de los casos existe algún familiar cercano que también ha vivido dicho fenómeno.

Es más probable que ocurran en niños que están muy nerviosos y estresados, niños que duermen en un nuevo ambiente, que están tomando un nuevo medicamento que los altera, o bien, que están muy cansados y no duermen lo suficiente. Se puede dar también en niños que están habituados a tomar cafeína.

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¿Cómo saber si mi hijo tiene terrores nocturnos?

Es normal que ante el primer episodio de terror nocturno en bebes, los padres, no saben lo que les pasa a sus hijos, piensen que está aterrorizado por una pesadilla y quieran despertarlo para que salga de ese estado de alteración. También es normal que lleguen a pensar que su hijo está padeciendo en esos momentos una terrible dolencia física.

Conviene conocer los síntomas más frecuentes que los determinan para poder mantener la calma y actuar de la manera más conveniente en estos casos:

  • Los niños suelen gritar de forma alarmante.
  • Suelen sentarse o incorporarse en la cama con aspecto asustado.
  • Suelen tener los ojos abiertos, por lo que parece que están despiertos.
  • Sudan, están sofocados y respiran de manera agitada.
  • Tienen el pulso acelerado y las pupilas dilatadas.
  • Otro síntoma es que no les consuela el que el adulto se acerque y trate de calmarlo. Al contrario, suelen apartar o pegar a quién se encuentra a su alrededor. En realidad, lo que ocurre es que el niño no es consciente de que el adulto se encuentra a su lado, pues, aunque aparentemente están despiertos, no lo están.

¿Cuándo comienzan los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos pueden aparecer a edades muy tempranas, a partir de los dieciocho meses, aunque lo más frecuente es que tengan lugar entre los tres y los doce años. Lo normal es que tras un primer episodio tengan lugar otros más, aunque también podrían darse de manera aislada.

Hay personas que relatan seguir padeciendo este fenómeno en la edad adulta, aunque normalmente estos episodios tornan en sonambulismo, que es otra de las parasomnias. Estos episodios suelen remitir espontáneamente y desaparecer con el tiempo, normalmente antes de la pubertad, sin que medie ningún tipo de intervención.

¿Qué hacer ante la aparición de terrores nocturnos en niños?

Ante la aparición de estos fenómenos hay dos formas de actuación: en primer lugar, tratar de evitar su aparición y, en segundo lugar, una vez que el terror ha aparecido cómo actuar de manera adecuada ante ellos.

¿Qué hacer para prevenir su aparición?

  • Realizar actividades tranquilas antes de ir a dormir.
  • Hacer masajes para niños, ya que ayuda a conciliar el sueño.
  • Leer o tomar un baño tibio antes de ir a la cama
  • Establecer un horario regular para dormir favorece la relajación y conciliación del sueño.
  • Las rutinas siempre proporcionan seguridad y proporcionan un buen hábito de sueño.
  • Evitar los ruidos durante la noche o cualquier estímulo que pudiera alterar el sueño del niño.
  • Ofrecerles una cena no muy copiosa de fácil digestión.
  • Practicar ejercicio horas antes de dormir.
  • Compartir más horas de juego con ellos durante el día.
  • Educarles sobre la importancia del sueño y del descanso.
  • Favorecer las situaciones de conversación en la que espontáneamente puedan explicar qué les preocupa si parecen ansiosos o estresados.
  • Si los episodios son muy recurrentes, como suelen repetirse a la misma hora, puede ser útil aplicar la técnica de la extinción, esto es, despertar al niño aproximadamente un cuarto de hora antes de que aparezca el terror nocturno.

¿Qué hacer una vez que ha aparecido el episodio?

  • No conviene interactuar con el niño, ya que puede provocarles más alteración.
  • Es mejor no cogerlos, ni agitarlos, ni tratar de despertarlos.
  • Es recomendable mantener la calma y esperar a que desaparezca, puesto que lo normal es que remita al cabo de unos minutos.
  • Siempre hay que permanecer junto al niño observando la evolución del episodio por si pudiera dañarse durante el mismo.
  • Si el episodio se alarga, el adulto debe acercarse al niño y hablarle despacio con suavidad y calma.

¿Cuándo preocuparse por terrores nocturnos? ¿Cuándo acudir al pediatra?

Como ya se ha dicho anteriormente, los terrores nocturnos son fenómenos benignos y limitados en el tiempo. Solo en ocasiones pueden obedecer a otras causas como el síndrome de apnea obstructiva, síndrome de ansiedad por separación, baja autoestima o bullying, que pueden favorecer y cronificar los terrores nocturnos u otro tipo de parasomnias.

Si los padres tienen la sospecha de que sus hijos pueden estar pasando por alguna de estas situaciones, deberían acudir al pediatra y este determinará la derivación a algún especialista si así lo considera necesario. En estos casos, lo que se debe tratar no es la parasomnia en sí, sino la causa que está alterando el sueño del niño, por lo que muy probablemente será necesaria una intervención que ponga el foco en el verdadero problema.

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